Hoy en día si nos fijamos en un sector que demanda constantemente trabajadores como es la hostelería, lo más normal es que te digan:
- Aquí se trabajan 10 horas diarias de lunes a sábado, te aseguro por 4 y te pago 500 euros. Ante lo que es normal contestar "que trabaje tu puta madre" y marcharse con la conciencia muy tranquila.
En esta tesitura el empleador tiene dos opciones:
- O no contrata, con lo cual pierde él que no podrá desempeñar su negocio de la forma correcta. Pierde el estado que no recaudará impuestos, y pierdo yo que estaré en casa parado.
- O tendrá que elevar el sueldo que ofrece, situación en la que él pierde de ganar, pero no pierde. Al mismo tiempo gana el estado y gano yo.
Ahora bien, en la situación actual el panorama es bien distinto porque se añade una tercera posibilidad, y es que detrás mío vendrá un inmigrante y la oferta será parecida a la siguiente:
- Aquí se trabajan 12 horas diarias de lunes a domingo, no te aseguro y te pago 400 euros. La respuesta es, lo cojo.
Con lo que yo veo, así pierde el estado que no recauda los impuestos que le corresponden, pierdo yo que me quedo en casa parado, y el inmigrante no creo que gane mucho porque sencillamente le están explotando. Eso si, todo lo que pierden estas partes se lo embolsa el empleador.
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