La esencia de la cuestión está en como nos es impuesto un pensamiento único que viene por aquello que es políticamente correcto. Para muestra veamos los siguientes eufemismos tan de aplicación hoy con el único fin de llamar de otra forma a los problemas de siempre.
- Subcontratación. Resquicio legal consentido por los sindicatos con el que la empresa consigue evitar los convenios y despedir gratuitamente. Los sabios lo llaman externalización o outsourcing.
- Cierre. Lo hacen las empresas que se dan cuenta que pueden producir lo mismo en China que aquí pero gastando la décima parte. Lo malo es que en España no sabemos fabricar bombillas al precio de China pero tampoco diseñar coches como los alemanes. ¿Con quién queremos competir entonces? Ahora se dice deslocalización.
- Inmigrante ilegal. Desesperados porque conocen la miseria más absoluta están dispuestos a dejarse la vida para entrar aquí, luego lo que encuentran son latifundistas que les explotan como en sus paises, pero con salarios de explotación de aquí. Son sin papeles.
- Autónomo. En origen el régimen especial de autónomos era para que los pequeños empresarios y comerciantes pudiesen pagar a la seguridad social pero sin tener derecho a nada. Luego las empresas se dieron cuenta de que el invento valía para ahorrarles dinero en seguros y despidos. En las ofertas de trabajo se especifica como freelance.
- Comercial. El trabajo de toda la vida que salvo en honrosas escepciones consiste en pillar al que tienes delante y venderle lo que sea prometiendo de todo. En la actualidad vale también engañar a la gente mayor diciéndoles que es otra cosa. Ahora se dice asesor.
¿Cuándo inventarán una palabra que defina suavemente nuestra miserable existencia?
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