miércoles, mayo 25, 2005

6 propuestas para un sistema mejor

Que el sistema capitalista es el menos malo de todos los sistemas me lo creo, pero entre eso y que como dicen los sabios haya que dejarlo todo en manos del sector privado, creo que existe un término medio que es posible alcanzar. La eficiencia privada y la competencia me han demostrado que aplicadas a muchos sectores no son la panacea, más al contrario según un estudio que estoy realizando sería capaz de demostrar que la competencia puede llegar a perjudicar a todas las partes. Algo así como la teoría de juegos de Nash aplicada a un sistema competencial pero en sentido inverso.

Hoy por hoy miro a mi alrededor y me pregunto por qué determinados sectores están en manos privadas, hecho que me lleva a elaborar una serie de propuestas viables que a mi juicio redundarían en un mayor nivel y calidad de vida para los ciudadanos:

  1. Nacionalización del sector eléctrico. Dado que las tarifas eléctricas están reguladas por el gobierno, y dada la naturaleza del sector en el cual las mismas compañías que prestan estos servicios obtienen beneficios, ¿por qué es necesario que sean privadas? Unifiquemos el sector de producción, distribución y comercialización de energía eléctrica en una única compañía de modo que el beneficio actual de estas compañías sea repercutido en un recorte de las tarifas.
  2. Nacionalización del sector carburantes. Yo era de los que esperaba ansioso la liberalización total de este sector, pero la realidad me ha desengañado una vez más. Tal y como he comentado en blogs anteriores, la actual situación de oligopolio y acuerdos de precios del sector me parece aberrante para los consumidores. Nacionalicemos las actividades de marketing de Repsol y Cepsa en una compañía estatal sin ánimo de lucro de forma que el beneficio que actualmente tienen estas empresas en dicha área pase a suponer un descuento contante y sonante en el bolsillo de todos los ciudadanos. El gobierno mantendría su capacidad recaudatoria, los puestos de trabajo seguirían intactos y nosotros tendríamos un aumento importante en nuestra renta disponible. Claro está todo esto a base de que los directivos y accionistas de estas compañías dejaran de vivir como lo hacen. Además se hace fundamental la implantación del biodiésel como carburante para todos los vehículos de gasóleo en defensa de un desarrollo sostenible.
  3. Nacionalización de las autopistas. Las carreteras son un bien de titularidad pública que además, al menos en teoría, financiamos con los impuestos sobre los carburantes. ¿Cómo se hace necesaria entonces la entrada del capital privado en este sector? Pues por una mala gestión de los impuestos ni más ni menos. Convertir las autopistas de peaje rentabilizadas en bienes públicos de forma inmediata, y reducir los peajes de las no rentabilizadas hasta el mínimo necesario para que el umbral de rentabilidad coincida con la extinción de la concesión, supondría un aumento en la renta disponible de los conductores, una reducción de la siniestralidad en las carreteras y un estímulo al intercambio económico. Ganamos todos para que pierdan las concesionarias, lo considero una buena idea.
  4. Intervención en el mercado de la construcción. No veo el sentido de la participación del sector privado en la obra pública cuando el beneficio podría ser retroalimentado a través de consorcios públicos. Lo mismo sucede con la construcción de vivienda, donde todo el mundo gana a base de exprimir al comprador. ¿Por qué no puede el estado quedarse con todo ese beneficio? Con una estructura distinta quizás no fueran necesarias ideas estúpidas como las de viviendas VPO de 30 m2.
  5. Reorganización de las cajas de ahorros. Estas supuestas entidades sin ánimo de lucro, tienen la regulación de cara para poder comprar y comportarse como bancos, y encima utilizar como reclamo publicitario su obra social. Menos las catalanas (le pese a quien le pese) el resto de cajas españolas se definen en su gran mayoría por su ejército de trabajadores funcionariados, su nefasta gama de productos y servicios y su pésima gestión. Las cajas tienen que demostrar su función pública y empezar por eliminar el cobro de comisiones, eso es obra social.
  6. Nacionalización de la telefonía básica. Pagarle 13€ mensuales a Telefónica por una línea telefónica no es mantener la red, es por decreto gubernamental alimentar la exhorbitante capacidad de caja de una compañía privada. Al estilo de la Red Eléctrica Española, la amortizada red de telefonía básica debería de estar mantenida por una empresa pública de forma que las cuotas de abono se destinasen únicamente a cubrir los costes de mantenimiento. Incluso este coste debiera de ser soportado por las empresas que prestan servicios de voz y repercutido en las tarifas de las llamadas de forma que la telefonía se convirtiese en una auténtico bien de naturaleza universal y gratuita.
Realmente no creo que ninguna de estas ideas vaya contra la propia naturaleza del sistema en el que vivimos, no es subversión El estado puede gestionar y puede hacerlo bien a través de diferentes estructuras que ya están inventadas. Correos y Paradores nada tienen que ver ni en el sector ni en la organización, pero funcionan fastánticamente bien para beneficio de todos nosotros.

miércoles, mayo 18, 2005

El joven quiere...

El anuncio del automóvil de la firma alemana lo expresa a la perfección:

  • El alto quiere ser bajo, el bajo quiere ser alto
  • El famoso quiere ser anónimo, el anónimo quiere ser famoso
  • Ella quiere ser él, él quiere ser ella
  • El mayor quiere ser joven, el joven quiere... (un Mercedes)

Los padres quieren que sus hijos sean abogados y arquitectos, y los hijos quieren un trabajo que les permita independizarse. Inecuación. ¿Es que no es suficiente con que el sistema económico haya restado todo tipo de valor al sector primario? ¿No nos valió con llamar zoquetes durante años a los que estudiaban formación profesional? Que yo sepa lo único que tenemos que hacer todos y todos los días es comer, pero pensamos artificialmente que es viable una estructura en la que todo el mundo se dedique al sector servicios. Y desde hace tiempo son aquellos "zoquetes" los que se están riendo de todos los que pensaban que iban a llegar a la luna por hacer caso a lo que decían los libros, obviamos que hay que empezar por barrer el suelo.

Hace unos días mi tía en presencia de sus hijos me pidió opinión sobre lo que deberían estudiar, mi respuesta directamente hacia ellos fue: "estudiar de lo que os guste porque trabajar no vais a trabajar de nada" (y no quería decir "de lo que haya", quería decir "de nada"), ante lo cual no hubo más que un gesto de asentimiento resignado.

Esta generación ha sido víctima y beneficiada de un acomodamiento al que nos han sometido los mismos que levantaron este país con la voluntad y la fuerza de sus manos. No quieren que volvamos a pasar por aquello, y lo comprendo. Pero entre eso y pretender que todos estemos sentados en un despacho con traje y corbata golpeando las teclas de un ordenador sin ningún tipo de responsabilidad, hay un término medio que la educación ignora.

Tengo titulación universitaria y muy claro que a un hijo mío no le pediría que estudiase. ¿Con qué fin?

martes, mayo 03, 2005

Tiempo de eufemismos

Estando de vacaciones en Canarias mi madre conoció a un Senegalés que vivía en las islas acomodadamente con su mujer. Por sus costumbres la misión de ella era estar todo el día en casa preparándose para "entregarse" al él cuando llegase de trabajar. Cuando mi madre se lo contó a sus amigas todas pusieron el grito en el cielo, definiendo a aquella mujer como "una esclava". La respuesta de mi madre fue <<¿estar todo el día en casa con la única misión de ponerte guapa para recibir a tu marido? así quiero ser esclava yo>>.

La esencia de la cuestión está en como nos es impuesto un pensamiento único que viene por aquello que es políticamente correcto. Para muestra veamos los siguientes eufemismos tan de aplicación hoy con el único fin de llamar de otra forma a los problemas de siempre.

  • Subcontratación. Resquicio legal consentido por los sindicatos con el que la empresa consigue evitar los convenios y despedir gratuitamente. Los sabios lo llaman externalización o outsourcing.
  • Cierre. Lo hacen las empresas que se dan cuenta que pueden producir lo mismo en China que aquí pero gastando la décima parte. Lo malo es que en España no sabemos fabricar bombillas al precio de China pero tampoco diseñar coches como los alemanes. ¿Con quién queremos competir entonces? Ahora se dice deslocalización.
  • Inmigrante ilegal. Desesperados porque conocen la miseria más absoluta están dispuestos a dejarse la vida para entrar aquí, luego lo que encuentran son latifundistas que les explotan como en sus paises, pero con salarios de explotación de aquí. Son sin papeles.
  • Autónomo. En origen el régimen especial de autónomos era para que los pequeños empresarios y comerciantes pudiesen pagar a la seguridad social pero sin tener derecho a nada. Luego las empresas se dieron cuenta de que el invento valía para ahorrarles dinero en seguros y despidos. En las ofertas de trabajo se especifica como freelance.
  • Comercial. El trabajo de toda la vida que salvo en honrosas escepciones consiste en pillar al que tienes delante y venderle lo que sea prometiendo de todo. En la actualidad vale también engañar a la gente mayor diciéndoles que es otra cosa. Ahora se dice asesor.

¿Cuándo inventarán una palabra que defina suavemente nuestra miserable existencia?
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