El presidente del gobierno, el Jefe de Estado y toda la plana mayor de empresarios se han apresurado a tender la alfombra roja a la visita de Evo Morales a nuestro país, y el pacto más notable con el que se ha marchado es el de que España condone la mayor parte de la deuda externa a Bolivia, a cambio de que dicho dinero sea invertido en proyectos de educación.
Me congratulo por la medida de nuestro gobierno, e infinitamente más por los niños que podrán tener acceso a un libro si ese dinero es desviado convenientemente. Pero con lo que no puedo estar de acuerdo es con la sensación que me transmite este trato de haber utilizado dinero público en forma de deuda, para ganarse a un líder político que ha dicho a las claras que las empresas españolas van a salir de su país de un puntapié.
¿Valen 100 millones de euros de dinero público los interes económicos de un puñado de empresas privadas?
Lo de Evo Morales no es ni "un retroceso de la democracia" ni "un giro a la izquierda", como he oido por las tertulias. Más al contrario es un afianzamiento de la democracia y un giro hacia el populismo, en un país que demuestra que algo no funciona en los sistemas convencionales cuando 7 de cada 10 habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza.
jueves, enero 05, 2006
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